Lourdes Gómez, una donostiarra de 36 años, tenía muy claro cuál era el negocio que quería montar. Después de trabajar siete años en una conocida empresa que proporciona operarios en caso de averías domésticas, le afectó un ajuste de empleo que le dejó sin trabajo.
Lejos de deprimirse, guardó la indemnización que le pagaron en un cajón y comenzó a formarse. Durante cinco años se ha preparado para constituir Apuros, una empresa que proporciona en Bilbao 'servicios de proximidad'; es decir, desde canguros para cuidar a los niños por la noche hasta paseadores de perros, pasando por recadistas o personas que se encargan de vacíar los buzones mientras la familia está de vacaciones.
La idea le vino de su trabajo en la empresa Buenos días, Buenas noches y de su propia experiencia. 'Yo tengo dos hijas y mi marido viaja mucho, así que he tenido que arreglármelas muchas veces y recurrir a gente para cuidarles. Sé lo que es, por eso creo que hacía falta una empresa que ofreciera un servicio así, esporádico pero con garantías, que te soluciona un problema en un momento dado', comenta Gómez.
Apuros se constituyó el pasado mes de octubre, pero no ha comenzado a funcionar hasta enero. Su creadora dice que la experiencia hasta ahora es muy positiva. 'Hemos hecho ya unos veinte servicios y hemos tenido cantidad de consultas y peticiones de presupuestos; si salen todas, el éxito está asegurado', señala Gómez, que cuenta con 25 colaboradores. Éstos dan clases particulares a 1.500 pesetas la hora, cuidan a los niños de 9 de la noche a 9 de la mañana por 7.500 pesetas mientras los padres disfrutan de la noche, tramitan un documento, hacen la compra por encargo o van a pagar una multa.
La fundadora de Apuros es consciente de la responsabilidad que implica cuidar a niños o a ancianos. Por eso, sus colaboradores están formados en el trabajo que desarrollan y cuentan con experiencia y referencias. 'La clave está en la confianza. Lo más difícil es dar el primer paso de dejar a tu hijo a cargo de una persona; yo también, cuando llevé a mi hija a la guardería, lo pasé fatal, me dolía el alma', recuerda Gómez. 'Lo que sí tengo claro es que, si creo que no tengo gente preparada para realizar el trabajo que me piden, no lo hago y punto'.
Aunque la empresa acaba de empezar, tiene en marcha varios proyectos como ofrecer recadistas a floristerías, tiendas de ropa y oficinas, y crear unos cheques de Apuros valederos durante un año con precios más baratos para los clientes que más demanden los servicios que ofrece.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de febrero de 2001