Mariasun Nogués (Lasarte, 1946) ejerce el oficio de damasquinadora en Éibar y ha sido la única mujer galardonada este año por la Cámara de Comercio de Guipúzcoa con los Diplomas a los Artesanos Tradicionales de la provincia. El encuadernador Blas Capa, el hilandero Jesús Mendizabal y el fabricante de dulzainas Manuel Sudupe son los otro premiados.
Pregunta. ¿Cómo se introdujo en el oficio del damasquinado?
Respuesta. Me gustaba dibujar. Con 12 años ingresé en la academia municipal de dibujo de Éibar y a los 15 años entré en la Escuela de Damasquinado, donde estuve tres años aprendiendo el oficio junto a otras chicas.
P. ¿Era un oficio de mujeres?
R. Las pautas estaban marcadas. Las chicas tiraban para el damasquinado y los chicos para el grabado. Tras el aprendizaje, ellos se incorporaban a las plantillas de los talleres y nosotras trabajábamos en casa, sin contrato, como suplemento del sobre del marido.
P. ¿Y desde entonces ha seguido?
R. Empecé en casa y lo dejé por motivos familiares durante 14 años, tras los que retomé la actividad haciendo lo que me apetecía. Luego comenzaron de nuevo los encargos. Además, fui profesora en la Escuela de Damasquinado, que cerraron a principios de los 90.
P. ¿Cómo ve el futuro del oficio?
R. No hay dónde aprender. Dicen que no es rentable gastar dinero en algo que no tiene salida laboral. Una vez vino un señor a hacerme unas fotografías trabajando y me comentó que era coleccionista de trabajos en extinción. Y, verdaderamente, está en extinción.
P. ¿Cómo ha acogido el premio?
R. Con estupor, porque no esperas que te vayan a premiar y porque te premian, pero luego no ves que las instituciones o quien corresponda se muevan para preservar el oficio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de febrero de 2001