El consejero de Cultura de la Generalitat, Jordi Vilajoana, se mostró ayer dispuesto a encabezar la candidatura de Convergència i Unió (CiU) a la alcaldía de Barcelona en el año 2003. 'Si se me hiciera una oferta formal por parte de la federación de Barcelona de Convergència y si además Unió estuviera de acuerdo, estaría bien', aseguró el dirigente nacionalista, quien se mostró convencido de sus posibilidades de éxito en el caso de lanzarse a la carrera electoral.
Desde 1979, año en que se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas, Barcelona ha tenido un gobierno de izquierda plural, con alcalde del Partit dels Socialistes (PSC). El último dirigente de CiU que trató de poner fin a la hegemonía de la izquierda es Joaquim Molins, quien ya ha anunciado que no volverá a presentarse al sentirse desplazado por la nueva cúpula nacionalista encabezada por Artur Mas, conseller en cap de la Generalitat.
Vilajoana, un dirigente cercano a Mas y al entorno familiar de Pujol, considera que ser alcaldable en Barcelona es 'una buena aspiración política de todo militante de Convergència'. A su juicio, los votos que la coalición nacionalista perdió en la ciudad no han ido a parar a otros partidos, sino a la abstención, y, por tanto, CiU los puede recuperar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de febrero de 2001