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Medio Ambiente alega que las depuradoras no ensucian el Ter

Un río de aguas limpias no es sinónimo de aguas vivas. La presencia de vida animal no es automática y requiere tiempo. Ésta es la respuesta del Departamento de Medio Ambiente a un pormenorizado estudio del consorcio Alba-Ter sobre la presencia de vida en las aguas del Ter en el que se destacaba que ocho de las 11 depuradoras de su curso empeoraban la calidad de las aguas.

Medio Ambiente asegura que las 27 depuradoras que vierten al Ter cumplen con las directivas europeas. Mantiene, asimismo, que comparando los actuales 31 puntos de control de la calidad de las aguas del Ter con los cinco de que se disponía en 1990 se advierte una clara evolución positiva.

El estudio de Alba-Ter realizó un análisis más exhaustivo que el habitual fisicoquímico, ya que tuvo en cuenta la presencia de invertebrados en el agua, uno de los síntomas de su plena recuperación. Medio Ambiente mantiene que la mejora estos índices biológicos deben plantearse como un horizonte de futuro, pero que no debe olvidarse que las depuradoras tratan cada día unos 111 millones de litros de aguas residuales. Si estos materiales no fueran depurados y se arrojaran al río, argumentan, la calidad de las aguas sería mucho peor.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de febrero de 2001