Abandono e impotencia, sentimos los padres de alumnos del colegio público Virgen de Gracia de la localidad de Altura (CS). En unos años hemos pasado de tener un centro de enseñanza deteriorado por antiguo, a uno deteriorado aunque nuevo.
El mismo día de la inauguración oficial, en octubre de 2000, delante de las narices del consejero de Fomento se hundía medio patio del colegio. Ahora (cuatro meses después) la lista de desperfectos deja afónico al pregonero más experimentado. Además de la ineficacia demostrada por políticos (por firmar las certificaciones) y por el constructor (por no saber construir ni una tienda de campaña) y del peligro, sin exagerar, para hijos y profesores del centro nos preguntamos: ¿Es soportable que en el siglo XXI y con una democracia consolidada siga habiendo este nivel de abandono de un centro público que además es nuevo? Goteras, hoyos, malos olores, mala cimentación, etcétera.
¿Quién controla el gasto público? ¿Quién es responsable de permitir que el dinero del contribuyente se desperdicie y se derroche? ¿Se supone que el rodillo se aplica más fácil en las provincias de las provincias?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de febrero de 2001