En la edición de Madrid del 21 de febrero de 2001 he leído una carta de Ángeles Bautista que me ha llamado la atención y me ha recordado el problema que ya en alguna ocasión les he expuesto y que ustedes han publicado. Vivo en la zona de Legazpi, más concretamente al lado de las dependencias de la Policía Municipal de la calle del Plomo, y la situación, a pesar de estar al lado de estas dependencias, sólo se puede calificar de alucinante.
Recoger a los niños del colegio y llevarlos a casa a esa hora es una aventura. Autocares llegan a ser más de veinte, aparcados en doble fila. Se lo comentas a los policías de servicio y no ven nada, pero en la puerta del colegio si paras un momento para que el niño suba al coche te multan. En el estacionamiento de la calle del Bronce se organizan juergas todos los fines de semana por la noche, los policías de las citadas dependencias no oyen.
Me uno a la indignación de Ángeles Bautista; pagamos impuestos para que se nos den servicios, no para alimentar a funcionarios del Ayuntamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de febrero de 2001