Que un programa de radio dedicado a algo tan minoritario como es el jazz cumpla 10 años ya es noticia. Le ha pasado a Bulevar de Jazz, conducido y amasado para Canal Sur Radio por Javier Domínguez, abogado y periodista malagueño de 47 años, director e instigador del Festival de Jazz de Málaga.
Pregunta. ¿Se cumplen 10 años en radio por ser bueno, correcto políticamente, trabajando a horas intempestivas o es que en Canal Sur gusta mucho el jazz?
Respuesta. Cumplo 10 años por ser bueno, por trabajar cada noche con la misma ilusión, porque en Canal Sur gusta mucho el jazz y porque en Andalucía se sienten los sonidos sureños.
P. ¿Es que no se puede poner jazz a las doce del mediodía?
R. El jazz va cosido a la noche: son ámbitos confluyentes. A las doce del mediodía la mayoría de los ciudadanos trabajan o estudian. De noche las melodías y los ritmos suenan de otra forma.
P. Jazz y flamenco llevan muchos años encontrándose. ¿Es una vía seria o una mera coincidencia?
R. Es un camino muy serio, donde queda casi todo por hacer y un territorio por descubrir en los grandes músicos clásicos andaluces.
P. Llévenos de paseo por su Bulevar.
R. Cada noche las vivencias de los oyentes me hacen conducirles por algún territorio mágico: el muro de la luna, el mirador de Tete, la explanada de las cantantes, la colina de Miles, la plazuela de Bill Evans, la gran avenida del blues, la plaza del Duque, la cuesta de Chano, el camino del swing o la calle de la inopia. El sentimiento y el gusto son de los oyentes. Y también míos.
P. Fue nominado en los premios Andalucía de Comunicación.
R. Lo importante es que un programa de jazz esté en esas movidas.
P. ¿La afición al jazz es cosa de ilustres veteranos?
R. Se renueva. Hoy día existen cinco big bands en Andalucía. En las Universidades se organizan actividades. En los conservatorios, poco a poco, se va introduciendo su estudio y su práctica. A los festivales acuden muchos jóvenes y cada vez se organizan en más lugares.
P. ¿Qué les falta y sobra a los festivales andaluces?
R. A los festivales les falta siempre presupuesto económico. A veces les sobran actuaciones poco jazzísticas. Pero cada vez hay más ciudades andaluzas donde acude público muy joven.
P. ¿Cómo supo que la toga y el jazz eran incompatibles?
R. El mundo de las togas suena áspero y suele carecer de alma. El jazz suena a verdad, rabia, amor, dolor, amargura, alegría y vida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de febrero de 2001