¿Tiene derecho Marta Ferrusola a expresarse, como ciudadana, con toda libertad? Pues claro que sí. ¿Hubiesen tenido sus palabras la repercusión que han tenido en los medios de comunicación si no fuese la esposa del presidente de la Generalitat? Evidentemente no. Entonces lo que dice públicamente Marta Ferrusola, por activa o por pasiva, es en cierto modo, responsabilidad del presidente. ¿Quién iba a decirnos a los que venimos de aquel pasado tan triste, que el nacionalcatolicismo, aberración franquista totalmente extraña -pensábamos- a la sociedad catalana, renacería de la mano de la señora Ferrusola?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 2001