La selección española dio un auténtico baño de buen fútbol, de orden y de talento ante un anfitrión de lujo como Inglaterra, en una noche brillante donde se asomaron ya futbolistas de fuste, como el caso del valencianista Vicente, que firmó una jornada memorable. Todo el equipo de Iñaki Sáez fue una maquinaria de precisión y la afrenta de España dará que hablar en Inglaterra.
Hacía tiempo que no se veía un partido tan completo de los chicos de Iñaki Sáez, que rozaron la perfección. A éste le salió bien el experimento de utilizar a la habitual -excepto el domingo en el Calderón- banda derecha del Real Betis con Varela y Joaquín. La dirección la puso Xavi, que fue elegido mejor jugador del partido. Dos goles de Pablo, un jugador casi clandestino en el Celta, certificaron el magnífico fútbol del bloque español, que desbordó por las bandas, donde Vicente, un tipo al que en Inglaterra le tienen terror después de su última actuación frente al Manchester United, se dio un festín. Inglaterra dio lástima. España le pasó por el arcén con rigor y con un talento, hoy por hoy, insultantemente superior al de los jóvenes ingleses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 2001