Un millón de visitantes tuvo en sólo tres meses el espectacular edificio de Santiago Calatrava que alberga desde el pasado mes de noviembre el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, en Valencia. De ellos, la mayoría visitó las zonas de libre acceso, en las que se encuentran elementos emblemáticos, como el péndulo de Foucault o la interpretación de la molécula de ADN, se puede acceder a literatura y a películas científicas y donde los fines de semana se celebra una feria de la ciencia. Además, 320.000 visitantes pagaron la entrada para visitar las exposiciones propiamente dichas del museo, que en sus tres grandes plantas presenta desde áreas de módulos interactivos, algunos destinados a los niños y otros no, a exposiciones de tipo histórico o de colección. La tecnología aplicada a diversas áreas, la ciencia del deporte, la meteorología o la mineralogía son algunas de las áreas cubiertas.
Contando sólo los visitantes de pago, éstos superan a los del resto de los museos (científicos o no) españoles durante el mismo periodo, con excepción del Prado, pero los responsables del museo de Valencia reconocen que será preciso esperar a ver en qué grado este elevado número se debe al efecto inauguración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 2001