Desde hace varios años, los vecinos de la calle de Artajona y adyacentes, cerca de la Dehesa de la Villa, asistimos con estupor a la masacre indiscriminada de gatos callejeros.
En las últimas semanas se han producido múltiples envenenamientos de estos animales llevados a cabo impunemente y transgrediendo, quien o quienes lo realizan, la Ley de Protección Animal y los más elementales sentimientos humanos.
Nuestro vecindario no puede seguir consintiendo acciones tan salvajes que producen a estos gatos indefensos una muerte terrible y cruel con una lenta (en ocasiones hasta de semanas) y dolorosísima agonía.
No hay fundamento ni razón alguna que pueda amparar a quienes se otorgan el derecho de acabar con la vida de estos animales que, por otra parte, no producen ningún perjuicio a las personas que aquí vivimos.
Por ello, invito a la redacción de Madrid a dar a conocer estos hechos con la única intención, en lo que a mí se refiere, de erradicarlos cuanto antes.
Simultáneamente a esta comunicación, me dispongo una vez más a presentar denuncia en el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), dependiente de la Guardia Civil.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 2001