Protegido por esa impunidad intelectual que se le concede a cualquier crítico, el señor Javier Calvo nos atribuye a Cristina Fernández Cubas, a Espido Freire y a mí mismo la condición de 'neorrurales fantasiosos' (Babelia, 24 de febrero). Él sabrá lo que ha leído de cada uno de nosotros. Al parecer, tampoco sabe quién es Wenceslao Fernández Flórez. Lo que no puedo consentir, a estas alturas de la vida, es que afirme que yo el campo lo conozco sólo por los libros. Yo conocí bien el mundo rural, y además aquel que era todavía testimonio de una época muy antigua. También de esto se podía haber enterado el señor Calvo. Leyendo, naturalmente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 2001