La Sindicatura de Cuentas está que arde. Mientras el anterior síndico mayor, Ferran Termes, se recupera de la intervención quirúrgica a la que ha sido sometido tras su dimisión, presentada justo un mes después de haber renovado por tres años en el cargo, sus colegas se rebelan contra la que estaba destinada a ser la primera mujer síndico, Montserrat de Vehí Torra, propuesta por Unió.
Otros síndicos están de viaje, como el del PP, Manuel Barrado. Mientras que el resto trata de componer alianzas antes de la decisiva reunión del martes próximo por la tarde, que deberá decidir quién es el nuevo síndico mayor del organismo fiscalizador de cuentas públicas.
La renovación de Termes, propuesta por Unió, está siendo un 'calvario' para la candidata de la coalición CiU, abogada y antigua funcionaria de la Inspección de Trabajo. La candidata -esta vez también a propuesta de Unió- no obtuvo más allá de dos votos de los siete posibles, mientras que Xavier Vela, síndico de CiU, obtenía tres. Aquella sesión, prevista como de puro trámite, fue inesperadamente viva y los llamamientos del presidente del Parlament, Joan Rigol, para que la Sindicatura actuase como 'una sola voz', naufragaban en plena marejada.
Puertas adentro de la institución todavía resuenan las arremetidas de Termes contra Barrado (PP) y Vela (CiU) con luz y taquígrafos en las comisiones del Parlament acusándoles de 'inoperantes'. Sin embargo, es un secreto a voces que la dimisión de Termes se produjo por no resistir la constante presión a que le sometieron sus colegas. Algunos observadores afirman que Termes desempeñaba un papel fundamental en la posición de la Sindicatura de Cuentas en asuntos polémicos relacionados con Unió Democràtica, como el escándalo de las academias receptoras de fondos para formar parados. La Sindicatura es el organismo encargado de fiscalizar las cuentas de la Generalitat y de los ayuntamientos catalanes.
Falta de medios
Unió y su líder, Josep Antoni Duran Lleida, propusieron en varias ocasiones que la Sindicatura de Cuentas informara sobre la gestión de los fondos públicos destinados a la formación de parados en un intento por aminorar el impacto del caso Pallerols. El síndico mayor, Ferran Termes, regateó el asunto alegando falta de fondos y medios suficientes por parte de la Sindicatura.
Un año después de recibir el encargo del Parlament para investigar las irregularidades denunciadas en el reparto de los fondos para la formación ocupacional, Termes enviaba una carta a la Mesa del Parlament alegando insuficientes recursos humanos para investigar las subvenciones otorgadas y el uso que habían hecho de ellas los centros beneficiados.
La candidata Montserrat de Vehí lleva 23 años de servicios en la Administración de la Generalitat. Comenzó como número dos de Joan Rigol, actual presidente del Parlament, en los departamentos de Trabajo y Cultura. Luego su amistad con Núria de Gispert la catapultó a la Secretaría General del Departamento de Medio Ambiente, cuando el técnico Albert Vilalta lo dirigía. Montserrat de Vehí, que es una mujer de carácter y con fama de exigente, era sin embargo considerada por sus colegas como una nueva tuerca de control de Unió sobre la Sindicatura. La nueva síndica no es militante democristiana, aunque se la considera próxima a Unió.
La opinión más generalizada entre los funcionarios de la Sindicatura es que a los otros seis síndicos les ha podido molestar la 'imposición' de Montserrat de Vehí para el cargo de síndico mayor, siendo una recién llegada a la entidad de control.
Desde finales de 1999, las fuerzas políticas catalanas tratan de renovar -con escaso éxito- la Sindicatura de Cuentas. El corpus de siete miembros elegidos por el Parlament no pudo renovarse antes por un bloqueo de CiU que algunas fuentes vinculan con el caso Pallerols. En esta ocasión, la simple aritmética que da mayoría absoluta a los tres miembros de CiU y al del PP no ha funcionado. Las diferencias entre el síndico popular y Termes tenían en situación de crisis al tribunal. Ahora, las éstas se extienden a los propios miembros propuestos por CiU. La borrasca no amaina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de marzo de 2001