Las vacaciones escolares de Carnaval nacieron como consecuencia de intentar ajustar los tiempos de la actividad escolar al rendimiento. O, dicho de otra forma: mejorar el rendimiento, haciendo mejor utilización del tiempo. Los técnicos del Ministerio se sirvieron, para este fin, de unas fiestas muy populares en España y que caen, más o menos, en medio del trimestre más largo del curso.
Ya sé que en la calidad de la enseñanza inciden más variables, pero todos los que nos dedicamos a la educación sabemos la importancia que tiene, en el rendimiento del niño pequeño, la adecuada planificación del calendario.
No cabe duda de que es una gran molestia para los padres tener que hacer frente a esas vacaciones en mitad del trimestre y mucho más trabajando los dos. Y aquí nos encontramos con la disyuntiva: ¿Suprimimos las vacaciones y acabamos con el problema que ocasiona a las familias? ¿Seguimos con las vacaciones para avanzar hacia la calidad y hacia la adaptación a Europa?
Por último, un ruego: no la llamemos Semana Blanca porque, entre otras cosas, ni es semana ni es blanca.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de marzo de 2001