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CRISTINA SAGARZAZU LAMBERT

Nacionalista militante

La mañana del 17 de febrero pasado, cuando Juan José Ibarretxe planteó su último compromiso por el diálogo en el Kursaal de San Sebastián, Cristina Sagarzazu estaba allí, en el escenario, muy cerca de otros familiares de víctimas -Cándido Korta, Maixabel Lasa- que, a pesar de haber sufrido el zarpazo terrorista, siguen pensando que la única solución es sentarse y hablar. 'Nos está pasando una cosa terrible', comentaba después entre bambalinas, 'a quienes, como yo, sufrimos en su día la muerte de un familiar por culpa de ETA y a la vez somos militantes del PNV. La creciente campaña del PP y del PSOE de satanizar al nacionalismo vasco nos hace sentirnos culpables, responsables de algún modo de que los concejales tengan que ir escoltados, sufran atentados. Y no es justo, no'.

Cristina recuerda que el día que mataron a su marido Montxo Doral, suboficial de Información de la Ertzaintza y ex jefe de la lucha antiterrorista en Guipúzcoa. Ella lo acababa de despedir. Cuando oyó la explosión, supo que era él.

Doral acababa de aparecer en el libro El jesuita, de Pepe Rei, donde se le acusaba de torturador. 'Yo sabía que no era verdad, todos lo sabíamos. Montxo nunca le había tocado el pelo a nadie'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de marzo de 2001