Dura, y de graves efectos sociales y económicos, está siendo la gran escalada de desalojos de viviendas que padecemos, lo que conduce a que numerosas familias sean puestas en la calle, siendo ello un decisivo factor de presión especulativa al alza de los precios inmobiliarios, tanto por ese exceso de desalojos, como, en general, porque con la política que se sigue y las leyes actuales se está obligando a los ciudadanos a embarcarse a toda costa en la compra de viviendas, dado lo que supone hoy no tener piso propio.
Sólo a los Juzgados de Madrid capital (luego está el resto de España) llegaron en el año 2000 más de cinco mil demandas de desalojo de familias de sus viviendas. Fomentando la especulación y la carestía, cargando de impuestos este sector y suprimiendo o restringiendo drásticamente derechos, garantías y defensas a los usuarios (lo que, en los procedimientos judiciales, ha empezado a ser mucho peor aún desde enero de 2001), se está yendo en dirección justamente contraria a la que debiera seguirse.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de marzo de 2001