Ahora que el no-caso Azpiegitura se ha cerrado con la absolución de estafa de todos los imputados, nosotros nos acordamos más que nunca del diputado vizcaíno de Presidencia, José Luis Bilbao. Sí, porque tras 8 años de sufrimientos, ahora nos toca a nosotros acusar. Usted mintió a sabiendas, es decir, prevaricó, puesto que usó el poder y el dinero público para machacar a ciudadanos de bien. ¿Para qué? Para ocultar su incompetencia y con el fin de salir en los papeles para medrar políticamente.
Gracias a usted, tres personas inocentes fueron a la cárcel, todo para beneficiarse políticamente del escándalo mediático que con ello se formaba. Contó que tenía pesadillas en las que el edificio se caía. ¿Pesadillas? Los injustamente acusados y sus familiares sí que vivimos una pesadilla despiertos, mientras usted dormía en su casa tranquilamente pensando en las rentas políticas que iba a obtener de un caso que había inventado. Sabía que no había nada, pero le dio igual pisotear a las personas que hiciera falta con tal de conseguir su vil objetivo. ¡Qué miserable y triste! Nunca entenderá por lo que nos ha hecho pasar y nunca pagará el enorme daño que nos causó. De todo corazón, le deseamos lo peor.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de marzo de 2001