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OPINIÓN DEL LECTOR

Aulas para inmigrantes

No podemos desperdiciar la oportunidad que se nos ofrece de abrir nuestros centros de educación de personas adultas a los inmigrantes. Tenemos una red privilegiada que permite, desde el ofrecimiento de unos servicios pedagógicos hasta el abordaje de cuestiones sociales que facilitan la integración.

Dicha integración ha de hacerse desde el convencimiento de que estamos enriqueciendo nuestro patrimonio personal y vital , al mismo tiempo vamos dando respuesta a ese modelo de sociedad pluriétnica y multicultural que parece conformarse a las puertas del nuevo siglo.

En los centros de educación de adultos tenemos asumido desde hace mucho tiempo que todos aprendemos en el proceso, y que del diálogo y del grupo surge el crecimiento personal. Los inmigrantes que cada día se integran en nuestras actividades nos aportan mucho más de lo que pensábamos, puesto que el contacto cultural, que siempre habíamos situado en un plano más o menos teórico, se va conformando como una realidad cotidiana en la que se hace presente la diversidad.

Para conseguir una participación real y efectiva es necesario poner los medios adecuados para ofrecer algo más que la mera escolarización, creando espacios educativos integrales que realmente supongan un freno a las nuevas bolsas de marginación que pueden configurarse. Además, gracias a los que vienen de fuera, los que estamos 'dentro' somos un poco menos 'analfabetos funcionales'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de marzo de 2001