Novelista, guionista de televisión y publicista, Fernando Marías (Bilbao, 1958), ganador del Premio Nadal 2001 por El Niño de los coroneles (Destino), se siente fascinado por el mal y la capacidad del ser humano para infligir daño porque no la comprende. Por eso la novela se adentra en el mundo del terror, en el adiestramiento de un niño para la tortura y el crimen en un país imaginario de Centroamérica llamado Leonito. Marías también es autor de las novelas La luz prodigiosa, Esta noche moriré y el conjunto de relatos Páginas ocultas de la historia, escritos en colaboración con Juan Bas.
Pregunta. ¿Hay proyectos de llevar la obra al cine?
Respuesta. Ahora mismo hay dos propuestas para una coproducción internacional y para una serie de televisión. Quiero esperar. Me hace más ilusión el proyecto de llevarlo al cine que el de la televisión. No hay nada concreto, pero el anzuelo está echado. También estoy trabajando en el guión de La luz prodigiosa, que imagina la posibilidad de que Lorca hubiera sobrevivido.
P. ¿Escribió El niño de los coroneles para la gran pantalla?
R. Es una historia que quería escribir. No sé por qué tipo de deformación, pero mis novelas atraen mucho a los productores. A partir del Nadal, surgió un interés desmesurado por mis novelas, que creo que son muy cinematográficas.
P. La aventura, la intriga y el dramal ¿son sus temas preferidos?
R. Me preocupo de que en mis novelas haya historias desmesuradas, al límite. Las novelas en las que no sucede nada no me interesan, me parece que son antinovelas. Creo que una novela tiene que agarrar al lector por el cuello y no soltarlo hasta el final. Quería hacer una de aventuras al estilo de las del siglo XIX adaptada al siglo XXI. Me salen bastante dramáticas. Las historias dramáticas tienen más solvencia que las comedias, son más intensas.
P. ¿Le atrae el mal?
R. El mal me fascina, la capacidad del ser humano de hacer mal, porque no la comprendo. Y me gusta acercarme a lo que no comprendo. La capacidad de hacer daño me da miedo y pienso que al conocerla me dará menos miedo. En El niño de los coroneles el mal es la tortura científica que surge con los nazis que se refugian en Suramérica y siembran la semilla. Exportan el mal y la sofisticación de la tortura desde Alemania a América Latina. Eso aparte del adiestramiento de los norteamericanos.
P. La realidad supera a la ficción.
R. Por supuesto. Hay cantidad de cosas que no nos pasan por la imaginación y están pasando. En la novela, un niño es educado para ser brutal: eso sucede. La capacidad del ser humano para inventarse cosas dañinas no tiene límites.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de marzo de 2001