El Gobierno serbio, caracterizado por su radicalidad a la hora de abordar el caso Milosevic, frente a la excesiva prudencia mostrada por el Ejecutivo federal, dio ayer una nueva vuelta de tuerca en su caso al ex presidente yugoslavo y anunció que para detener a Milosevic 'las pruebas no son importantes'. Según el viceprimer ministro serbio, Nebojsa Covic, 'lo único que cuenta para detenerlo es que fue un dictador, lo demás es irrelevante'.
Covic apareció en la televisión yugoslava flanqueado por el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, en claro desafío a las llamadas a respetar la legalidad vigente hechas en días pasados por el presidente federal, Vojislav Kostunica. '¿Por qué nuestra gente fue sacrificada? Él [Milosevic] violó los derechos humanos de nuestra gente y de otras comunidades étnicas; por tanto, no es necesario encontrar pruebas contra él', afirmó Covic. 'Milosevic es el responsable de la ruina y la pobreza del país', añadió y lanzó un mensaje a la comunidad internacional: 'Cooperar con el Tribunal de La Haya es una obligación'. Según fuentes no oficiales del Ministerio de Exteriores, el Gobierno serbio está preparando a la opinión pública para la detención del ex presidente incluso antes de encontrar pruebas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de marzo de 2001