'Me da mucha pena ver cómo el Paseo de la Castellana, entre la calle de Lista y hasta el paso elevado de Juan Bravo, muestra más de doscientas acacias enfundadas en tablones de madera', se lamenta Carlota. 'Creo que no se les presenta nada bueno, dada la conducta que suele tener con ellas este Ayuntamiento, que ya intentó asfixiar una parte del paseo y tuvo que parar máquinas'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de marzo de 2001