Al Gore, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, que resultó derrotado en las últimas elecciones, se paseaba ayer entre las estatuas de la azotea de La Pedrera, en el paseo de Gràcia de Barcelona, entre fuertes medidas de seguridad. El que fue vicepresidente del Gobierno presidido por Bill Clinton se encuentra de visita privada en Barcelona y el programa incluía ayer uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad: la azotea de Gaudí. Sorprendido en un paseo de incógnito, lejos de las nubes de cámaras y fotógrafos que le han acompañado en la tensa campaña electoral norteamericana, Al Gore aparecía ayer tan hiérático como las imponentes chimeneas gaudinianas. El hombre de piedra, el candidado de mármol, seguía envuelto en su impenetrable coraza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de marzo de 2001