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Crítica:DERVISH | 'FOLK'

Exquisitos irlandeses

Se adelantaron a San Patricio, y a los festejos del día 17 a la salud del jaranero patrón, presentándose en un pequeño local que debía recordarles una acogedora taberna irlandesa, tras su actuación de hace unas semanas en el multitudinario Rock in Rio.

Los Dervish -habrían elegido esa palabra árabe por considerarse personas pobres, pero espirituales y arrebatadas por la música- surgieron en 1989 en Sligo, al noroeste de Irlanda, y, con algunos cambios por el camino, han confirmado en estos años que son una excelente noticia para la música. Hasta tienen disco español: Live in Palma, grabado en un teatro de Mallorca.

Su nombre suena bastante menos por aquí que el de otros grupos de Irlanda. Curioso. Porque exhiben en directo virtudes de las que carecen muchos de sus colegas. Sin ir más lejos, elegancia y tiento, vigor y dulzura. O sea, que evocan a las formaciones irlandesas más importantes de los años setenta y ochenta.

Arreglos medidos para piezas que interpretan con técnica y sentimiento. Historias populares sobre la vida y los amores, que Cathy Jordan se empeñó en contar en un inglés tan veloz como cerrado. Su voz no es excepcional, pero sí expresiva. Canta con convicción y seducción. Cuando otros compatriotas suyos se han dejado tentar por los cantos de sirena del pop o se cobijaron bajo las mal llamadas nuevas músicas, ellos han elegido una vía de respeto inteligente a las mejores tradiciones musicales de su isla. Y lo hacen con clase. Son irlandeses exquisitos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de marzo de 2001