El domingo pasado (4 de marzo), un gran atleta llamado Toni Peña ganó el Maratón de Otsu (Japón). Fue todo un triunfo con una increíble marca. Su esfuerzo fue tal, que pasó la meta vomitando. Hoy compré la prensa con toda la ilusión de encontrar un buen reportaje, como mínimo con una foto de la llegada. Pues no. Como siempre, primero el fútbol, discutiendo dos páginas si el gol del Barça era válido o no. ¡Lamentable! Encontré en un espacio reducido la noticia de su victoria. Mi pegunta: ¿una victoria en un maratón no vale más que un montón de goles? ¿Saben ustedes lo que uno siente corriendo 42 kilómetros y esos últimos malditos 195 metros? Estoy segura de que Toni Peña sería capaz de meter un gol en algún partido, pero no estoy tan segura de si algún jugador de fútbol sería capaz de correr un maratón con una marca de 2.07.34. Es una pena que su victoria pase inadvertida, y lo digo también para los triunfos en los otros deportes 'insignificantes'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de marzo de 2001