El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, alertó ayer a los cuadros de su partido de que si quieren salvar el proyecto político de CDC no deben caer en nuevos personalismos una vez que él vaya abandonando progresivamente la dirección del partido y que, sobre todo, eviten las luchas cainistas internas. 'Toda la gente que en Convergència haga planeamientos personalistas, tiene que saber dominarlos', manifestó Pujol durante la inauguración de la IV Escuela de Invierno de CDC, ayer, en la población de Seva (Osona).
Pujol quiso revelar a sus partidarios los secretos que han llevado a Convergència Democràtica a convertirse, en su opinión, en la formación política más importante del siglo XX en Cataluña. Y también aleccionarles para que estos éxitos se mantengan cuando él ya no esté.
A juicio del presidente catalán, la termita de todos los partidos es el personalismo y CDC no es una excepción. Pujol insinuó que Convergència ha sido una formación muy ligada a su persona y que esta dependencia irá desvaneciéndose conforme vaya cediendo responsabilidades de dirección. Pero en ningún caso, afirmó, el partido debe suplir su personalismo por el de otro, en clara referencia al que debe ser su sucesor al frente de Convergència que, como todo indica, será el actual secretario general y conseller en cap, Artur Mas, que escuchaba el discurso de Pujol desde la primera fila.
Las inquietudes del líder de CiU son la convivencia social en Cataluña, es decir, los problemas derivados de la inmigración, el futuro de las comarcas del Ebro y el mantenimiento de la estabilidad parlamentaria en Cataluña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de marzo de 2001