Las líneas horizontales de las fachadas del Kursaal ya se han asimilado al paisaje donostiarra. Ayer entraron en el mismo escenario de la playa de la Zurriola los gigantescos bloques de piedra que reforzarán el espigón, moles dispuestas a resistir las embestidas del Cantábrico. Al cortarlos los canteros dejaron sus huellas en la superficie rugosa en forma de líneas verticales, que ahora se ven como un adorno. La fotografía captó el juego de líneas horizontales y verticales que se produjo ayer entre los dos cubos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de marzo de 2001