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Reportaje:LAS LIBRERÍAS ANDALUZAS

Los libreros manifiestan su temor a desaparecer

La mayoría de los comercios de Sevilla se quejan de la competencia de las grandes cadenas y de Internet

Las librerías de Andalucía encaran un delicado panorama. Diversos factores enturbian una situación que nunca fue de bonanza, pero que, al menos, se mantenía dentro de un honroso pasar. Estos factores son variados: la sociedad del ocio que se ha ido apuntalando en los últimos años, el desdén hacia la cultura y todos aquellos saberes considerados inútiles, las nuevas tecnologías, la falta de ayudas de la Administración... Todo ello esboza un escenario en el que menudean las voces de queja. Urge tener en cuenta que una sociedad sin librerías es una sociedad muerta porque ha perdido la levadura principal de la libertad, que no es otra que la cultura. Ahí está el desafío.

Dos centenares de librerías se enfrentan a un complicado futuro en la provincia de Sevilla en la entrada del tercer milenio. Los nuevos hábitos sociales y la indiferencia de la Administración trazan un panorama lleno de dificultades a las que, en muchas ocasiones, se hace frente con devoción a la cultura y espíritu de lucha.

El secretario de la Agrupación Profesional de Empresarios de Librerías de Sevilla y dueño de la librería Tagore, José María Gutiérrez Serrano, defiende el carácter 'romántico' de su empeño. 'No hay cifras económicas. No está en mi mano dar ese dato. Un negocio medio de librería puede vender en torno a los 20 millones de pesetas. Esto daría unos 4.000 millones de volumen de negocio en la provincia. El margen del libro deja entre el 25% y el 30% para el librero. Hay que deducir alquiler del local, pago de empleados, luz e impuestos. El sueldo del librero de estas microempresas puede quedarse en torno al 12%', resume Gutiérrez Serrano. Es decir, los beneficios medios anuales de un librero rozan los 2,5 millones, una cantidad modesta que sólo puede entenderse desde el amor al producto que se vende y la convicción de que es necesario para que una sociedad prospere.

'Los libreros estamos en una mala época. Internet, la venta por correo y las grandes cadenas de librerías son competidores directos. Y luego están los competidores del ocio, como los videojuegos. Corren malos tiempos para las librerías independientes', agrega. 'La solución a estos problemas pasa por nuestra asociación para mejorar el servicio al cliente. Los libreros no podemos aspirar a otra cosa que a subsistir. Las librerías son un negocio, pero hay una parte romántica. Se suplen muchas carencias con el entusiasmo de los libreros', agrega Gutiérrez Serrano.

Rosa Rojas-Marcos es la dueña de la librería Yerma, que desde 1993 tiene una parte de obras de temática general y otra dedicada a la psicología, pedagogía y filosofía, que abastece 'a las facultades que están al lado'. 'Gracias a esto sobrevive', puntualiza Rojas-Marcos. 'Esto hace que podamos aguantar los meses más flojos: cuando llega la primavera y la gente piensa en la Semana Santa y la Feria de Abril', dice. Uno de los principales problemas para esta librería son las fotocopias de libros que hacen los estudiantes. 'Un chaval compra un libro para todo el curso, pero no lo hace para cuatro meses. La venta por Internet y los grandes almacenes hacen mucho daño. Todo el mundo está horrorizado porque se va a abrir en Sevilla una Casa del Libro', continúa.

'Tengo una clientela de profesores universitarios que son fieles a la librería. Pero hay muchos que piden las cosas por Internet', comenta. 'Sería bueno que los organismos oficiales nos ayudasen en los temas fiscales y del IVA, que comprasen las bibliotecas a las librerías y no directamente a las editoriales', señala Rojas-Marcos.

Abel Feu, encargado de la librería Renacimiento, que desde 1974 se dedica a la venta de libros viejos, representa un contrapunto a esta galería de quejas. Esta librería es un buen negocio. Abelardo Linares, el dueño de Renacimiento, ha trasladado la librería, que hasta hace unos meses estaba abierta en la calle de Mateos Gago, en pleno centro de Sevilla, al polígono industrial de Valencina de la Concepción. Linares tenía en esta localidad sevillana su gran almacén de libros. Ahora también tiene allí su librería.

'Entre el 60% y el 65% de los libros los vendemos por Internet; el 35% restante, por catálogo. Cuando estaba abierta la librería, sólo vendíamos en mano un 10% de los libros. Nos va muy bien con Internet. Al libro viejo le han beneficiado las nuevas tecnologías. Nos encargan libros de Japón, EE UU, Europa, Suramérica... Con Internet llegas a miles de personas', indica Feu.

'Hay libros desde 300 a 100.000 pesetas. Por ejemplo, los libros de la colección de bolsillo Ebro andan entre las 300 y las 500 pesetas. En cambio, primeras ediciones de las Generaciones del 98 o del 27 andan por las 100.000', concluye el encargado de la librería Renacimiento.

Media docena de libreros

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de marzo de 2001

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