En la sección Opinión del Lector observo que han variado mi carta, hasta el punto en que le han cambiado el sentido de la misma.
Dado lo sensible del tema quisiera aclarar que en un apartado yo decía que el Sr. Chapman tiene una querella penal aceptada en el juzgado y ello implica que el señor juez ha visto indicios racionales de criminalidad.
En el otro apartado hacía ver que el British Council ha hecho muchas acusaciones y nunca ha presentado prueba alguna que los padres pudiéramos objetivar.- Francisco Arañó Gisbert. Alicante.
Siempre he creído -y defendido- que EL PAÍS era un órgano de expresión libre e independiente. Lamentablemente he tenido que cambiar de opinión. Cuando hace un año nuestros hijos se quedaron en la calle, sin poder entrar en su colegio, y ya desde meses atrás cuando los padres y madres de los alumnos del British Council vimos en peligro su continuidad educativa, recurrimos -¡cómo no!- a los medios de comunicación.
Unos nos hicieron caso, otros no. EL PAÍS se contó entre estos últimos. En mi ingenuidad pensé que era porque nuestro problema, en un esquema simplista, se podía tachar de minoritario y de ricos. Ahora asisto con asombro a la aparición un días tras otro de noticias relacionadas con el British Council con grandes titulares y amplio espacio para divulgar las opiniones de su representante, el inolvidable Sr. Tim Chapman, sobre supuestos planes diabólicos urdidos entre todos para echarles. Las indemnizaciones deben estar al caer.
Valioso poder el de esta institución sobre un medio de comunicación que yo creía objetivo e independiente. También consiguió en su momento parar en prensa una edición dominical del británico The Independent que, por supuesto, no hizo honor a su nombre.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de marzo de 2001