El presidente de Ecuador, Gustavo Noboa, y los líderes indígenas de las organizaciones sociales del país iniciaron ayer de forma oficial las mesas de diálogo que permitirán concretar el acuerdo suscrito el pasado 7 de febrero, fecha en la que concluyó el último levantamiento campesino que paralizó por diez días la nación.
El objetivo es, principalmente, buscar acuerdos sobre el precio de los combustibles, las tarifas de transporte público, el seguro social y las indemnizaciones para los familiares de las víctimas del paro indígena.
La inauguración formal del encuentro, que se efectuó en el Palacio Presidencial de Carondelet, fue presidida por el mandatario ecuatoriano. Las conversaciones se llevan a cabo en la sede de las Naciones Unidas, en la ciudad capitalina.
En ellas también participan observadores de varios organismos internacionales, como es el caso del delegado de la Fundación Rigoberta Menchú, de la Cruz Roja Internacional, de Naciones Unidas y de la Comisión Facilitadora, que actuaron durante el último levantamiento indígena.
Optimismo
Antonio Vargas, presidente de la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), se mostró optimista sobre las negociaciones e hizo una llamada a los pueblos y a todos los sectores sociales a un gran diálogo para sacar al país adelante. "No vamos a permitir que nos metan en un tema eminentemente indígena, porque la lucha es nacional", comentó.
Esto supone un giro de 180 grados, ya que hace pocos días los dirigentes indígenas habían tratado de evitar la cita, dejando de asistir a la mesa de negociaciones, con el fin de evitar la intervención de la Coordinadora de Movimientos Sociales y otros sectores populares del país, como los afro-ecuatorianos, que no pertenecen a su grupo étnico.
Sin embargo, el Gobierno de Ecuador insistió en tender puentes para un entendimiento sobre los derechos de los indígenas, sin atentar contra la unidad nacional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de marzo de 2001