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Las forenses admiten que el cabo de Barbate pudo morir por otra causa que la agresión

Las forenses que efectuaron la autopsia del cabo de la Policía Local de Barbate (Cádiz), Diego Pérez, sembraron ayer más dudas sobre la causa que provocó la muerte del agente tras una disputa en un control de tráfico en septiembre del pasado año. En su declaración, ratificaron que el fallecimiento se produjo 'de forma violenta y tras sufrir una agresión con un objeto contundente que le produjo importantes lesiones, como la rotura del bazo, del hígado y una hemorragia interna, pero que no le dejó señales externas'. Sin embargo, reconocieron al final, a preguntas del juez, que 'si no se hubiera producido la agresión', con las lesiones que presentaba el cabo 'podrían haber llegado a otro tipo de conclusiones'.

Admitieron además que la autopsia se practicó 'con urgencia y premura' y sin pruebas complementarias. El cadáver les llegó sin el parte del médico de urgencia del ambulatorio de Barbate, que certificó que la muerte pudo estar provocada por 'un posible infarto', y se les comunicó que realizasen la autopsia a una persona que había fallecido por una agresión. Pese a todo, la Fiscalía y las acusaciones particular y popular mantuvieron sus peticiones iniciales. El Ministerio Público solicita seis años de cárcel para el acusado por sendos delitos de atentado y homicidio imprudente, mientras que las acusaciones elevan la pena a seis años y medio por sendos delitos de amenaza y atentado en concurso con homicidio imprudente.

La defensa basó su estrategia en el informe del catedrático de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Cádiz, José Luis Romero Palanco, quien sostuvo que 'los desgarros en el hígado y bazo no se acompañaban de la correspondiente hemorragia, estimándose que se produjeron a corazón parado'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de marzo de 2001