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Un histórico que asoma de nuevo la cabeza

El Liverpool comienza a sacar la cabeza después de su deprimente trayectoria en los años noventa. Club grande, hijo de un visionario: el escocés Bill Shankly, el hombre que definió su estilo. Frente al fútbol de choque inglés eligió un modelo hetedoroxo: la posesión de la pelota como primer mandamiento y un juego sencillo y hermoso, de toque y movimiento. Los reds pretenden rescatar ahora aquel legado con un equipo que es la ONU. Lo dirige el francés Gerard Houllier. El portero es holandés -Van Westerveld- y la defensa la forman el sólido alemán Babel, el suizo Henchoz, el finlandés Hyppia y Ziege, otro alemán con una carrera menos brillante de lo esperado. En el medio campo, la columna vertebral está formada por el alemán Hamman -temible por sus remates de larga distancia, pero discreto como futbolista- y el inglés Gerrard, interesante porque recuerda la escuela de Anfield. Por la izquierda, el inquieto Smicer, checo. Los delanteros son chicos de la casa: Fowler, gordito, zurdo y listo en el área, y Owen, recuperado tras dos años de lesiones. Si quiere guerra, Houllier utiliza a Heskey, un tanque cabeceador y veloz.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de marzo de 2001