Me descubrí pensando, al leer la noticia de que el número de hispanos iguala ya al de negros en EE UU, que probablemente los blancos, temerosos de sus prebendas, se alarmarían por ello y empezarían a tomar algún tipo de medidas discriminatorias y de control. Me descubrí pensando que si voy a Estados Unidos tal vez yo mismo tendría problemas. Me descubrí pensando que, bueno, en todo caso, seguramente mi buen acento inglés y mi pelo castaño claro sin trazas de rasgos de indiano me evitarían esos problemas porque les indicaría a los anglosajones, tan reaccionarios ellos, que yo soy hispano de Europa, of Spain, vamos, que soy diferente, que no soy como esos a los que temen. Me descubrí pensando... y me empecé a avergonzar.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de marzo de 2001