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ARRANCA LA PRECAMPAÑA ELECTORAL EN EL PAÍS VASCO

Aznar compara al nacionalismo vasco con 'una casa aislada y en ruinas'

El presidente califica a Arzalluz de Caín por haber negociado con ETA

La proclamación de Mayor Oreja como candidato del PP a lehendakari se convirtió ayer en una competición de elogios emocionados hacia el coraje del ex ministro del Interior, y en una batería de ataques a lo que representa hoy el nacionalismo del PNV y de Xabier Arzalluz.

En el pabellón Mendizorroza, de Vitoria, ante 4.000 personas llegadas de toda España y en presencia de los más relevantes dirigentes nacionales y territoriales de ese partido, Aznar definió al PNV como 'un edificio aislado y en ruinas que algunos pretenden que caiga sobre la sociedad vasca, un nacionalismo derrotado por los terroristas'. El presidente del Ejecutivo advirtió de que votar esa opción es 'reforzar la farsa de estos años'. Añadió que el 'descrédito de sus dirigentes sin futuro' ha causado su exclusión de las instituciones internacionales, y recordó la salida del PNV del Partido Popular Europeo y de la Internacional Demócrata Cristiana, y las críticas a ese nacionalismo realizadas desde la Unión Europea, el Consejo de Europa y la Comunidad Iberoamericana. Y remachó: 'Están solos ante su propio delirio'.

En ese contexto, Aznar aseguró que el PNV ha querido vender a la sociedad vasca una esperanza de paz con 'un diálogo pervertido' para 'cobrar su parte de precio a la paz'. Frente al miedo y la resignación, y la reedición del Pacto de Estella a que limitó el proyecto de autodeterminación del nacionalismo, Aznar ofreció al PP y a Mayor Oreja, 'comprometidos con las libertades, con la Constitución, con el Estatuto'. Fue ahí cuando censuró la intención del PNV de promover un documento de identidad para los vascos: 'Es un certificado infame de xenofobia que no se le ocurría a nadie desde los tiempos de Hitler en Alemania'.

Aznar reveló, sin citarle, que Arzalluz le 'juró por su honor' en privado antes del fin de la tregua de ETA que nunca volvería a dialogar o negociar nada con los terroristas si se producía un nuevo muerto. El presidente subrayó que ese mismo dirigente había escrito tras el último atentado mortal que, como 'Caín y Abel, puestos a compartir, compartía los mismos sueños' independentistas que ETA.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de marzo de 2001