El Villarreal sonríe. A falta de once jornadas, tiene prácticamente la salvación en el bolsillo, su objetivo inicial, y lucha por un puesto en la Copa de la UEFA. Con esto último no contaba ni su más acérrimo seguidor. Ayer, en El Madrigal, el conjunto de Víctor Muñoz se divirtió a costa de un endeble Racing, firme candidato al descenso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de marzo de 2001