Osasuna y Málaga convirtieron su enfrentamiento de El Sadar en un partido frenético, en absoluto regido por lógica alguna.
A la media hora del primer periodo, el Málaga, aspirante a Europa, ganaba por dos goles que parecían sentenciar el encuentro; a la media hora del segundo, Osasuna, aspirante a la permanencia, había remontado el marcador y se disponía a disfrutar de una jornada memorable, de ésas que elevan la autoestima de cualquier colectivo. Y en esto, en pleno descuento, llegó Zárate y dejó el resultado en un empate que no satisfacía a nadie, pero que ambos desearon en distintos momentos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de marzo de 2001