El pasado sábado fui de compras, porque ya ha empezado la temporada de primavera en todas las tiendas. Me compré unos pantalones azules en una tienda, eran de una talla 42, y otros en otra tienda, que eran de una talla 36. Yo estaba muy preocupada pensando que usaba una talla 42 y que realmente estaba gorda, pero cuando me compré los de la talla 36 me quedé alucinada. Al llegar a casa puse los pantalones uno encima de otro: los de la talla 36 eran más grandes que los de la 42. No me extraña nada que la gente se deprima cuando va a comprar ropa o que muchas adolescentes, como yo, acaben anoréxicas. Una de mis mejores amigas no está delgada, simplemente está un poco rellenita, pero no está gorda, y no encuentra ropa de su talla en las tiendas normales.
Me gustaría que se arreglara todo esto. No está bien que haya saltos de cuatro tallas de una tienda a otra; se debe encontrar una solución, si no tendremos que ir a comprar ropa con una chuleta donde esté el nombre de la tienda y la talla que usas en ésta habitualmente.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de marzo de 2001