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CARTAS AL DIRECTOR

Infraestructuras para ciclistas

Como ciclistas urbanos habituales, que compartimos con los ciclistas de carretera el riesgo de convivir cada día con los coches, y a partir del trágico accidente de dos ciclistas en Málaga, creemos necesario hacer las siguientes consideraciones:

El problema del tan elevado número de muertes entre el colectivo de usuarios de las bicicletas tiene solución. Ésta pasa por la concienciación de toda la población respecto a los derechos de los ciclistas como usuarios de las vías de comunicación. Pero, principalmente, por la concienciación de nuestra clase política, que por alguna extraña razón no ve -o no quiere ver- que su papel en la lucha contra la siniestralidad de los ciclistas debe ir más allá de imponer sanciones a aquellos que circulan sin casco y a los que lo hacen en paralelo.

Asumiendo que, como en todos los colectivos, entre los ciclistas hay individuos que no respetan las normas, hay que dejar de una vez claro que la inmensa mayoría de las muertes de ciclistas en carretera o en ciudad son consecuencia de las nulas infraestructuras que para ellos existen en las vías españolas.

Es un hecho que países con un porcentaje de usuarios de la bicicleta mucho mayor que el español, y que cuentan con una amplia red de carriles bici separados de los automóviles por barreras físicas, registran índices de mortalidad mucho menor que los españoles. Con toda seguridad el ministro de Fomento de nuestro país conoce varios ejemplos de lo expuesto en países como Holanda, Alemania o Dinamarca, a los que todos reconocemos por su desarrollo social.

Por tanto, es hora de exigir que la Administración se emplee a fondo, llevando a cabo las infraestructuras necesarias que, aún suponiendo un evidente coste económico, repercutirían en una bajada sustancial de las alarmantes cifras de mortalidad actuales. De esta manera se conseguiría, además, una generalización del uso de la bicicleta -como medio de transporte o como actividad lúdica-, que en estos momentos se ve limitado por el alto riesgo que su utilización implica en nuestro país.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de marzo de 2001