Sayed Rahmatullah Hashimi, enviado del régimen talibán a EE UU para suavizar su aislamiento, señaló ayer que la decisión de destruir los Budas de Bamiyán se tomó después de que una delegación de europeos y de la Unesco ofreciera dinero para preservarlas, mientras un millón de afganos mueren de hambre. 'Cuando tus hijos están desnutridos, no te preocupas por el arte. En nuestra religión, si algo no es dañino no se toca. Pero destinar dinero a las estatuas en vez de a los niños las convierte en dañinas. Mientras destruyen nuestro futuro con sanciones no pueden decir que se preocupan por nuestra herencia'.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de marzo de 2001