En los talleres de formación que lleva a cabo la Cámara de Comercio para emigrantes españoles que han vuelto a España, las ideas fluyen sin cesar. Hay abogados, economistas, cineastas y hasta sencillas amas de casa que quieren abrirse paso con sus propias alas. El próximo día 28 se clausura el curso con la presentación oficial de los proyectos.
David Parejo, un joven economista madrileño que vivió tres años en Londres, quiere comercializar en España unos CD ROM en forma de tarjeta. 'El objetivo final es hacerme millonario', dice entre risas.
Su producto es una especie de tarjeta de visita virtual que, además de incluir los datos de la persona, almacena todo tipo de información. Con estas tarjetas las empresas podrán, por ejemplo, trasladar sus catálogos a la red y lograr, según Parejo, 'un sistema de promoción mucho más interactivo'.
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Cristina García Longoria, otra participante en los talleres, volvió a España después de trabajar 'como pudo' en Londres y estudiar inglés y vivir unos meses en Australia.
'Ha sido duro volver. Sobre todo porque estás descolgada del mundo laboral', cuenta. Cristina es abogada y ahora quiere montar su despacho: 'He constituido una asociación jurídica para inmigrantes. Creo que en ese asunto hay un vacío legal muy importante', comenta.
Carlos Romera, cineasta argentino descendiente de españoles, de regreso después de cinco años, tiene dos proyectos en mente: uno consiste en elaborar un vídeo para inmigrantes patrocinado por la Comunidad o el Ayuntamiento, y el otro es una especie de recinto vacacional en Veracruz (México).
Pero su gran sueño sigue siendo el cine. 'Ya hice un corto en México. Ahora tengo ilusión con los proyectos, pero no sé quién me dará un crédito, porque yo sólo sé sonreír', bromea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de marzo de 2001