Adil Husayn, líder del islamista Partido del Trabajo (PT) egipcio, falleció en El Cairo el pasado día 15. Tenía 68 años y una dilatada carrera como teórico y activista político, reflejo del devenir del Egipto contemporáneo: marxismo, nacionalismo, islamismo.
Su juvenil militancia comunista chocó primero con el conservadurismo monárquico del régimen egipcio anterior al golpe de los oficiales libres, y después, con el autoritarismo nacionalista instaurado por éstos, con Naser a la cabeza. Debido a ello, de 1953 a 1964 fue encarcelado. Su abandono del marxismo estuvo propiciado por la imposibilidad de conjugar su método científico con las condiciones históricas del poscolonialismo en el mundo árabe.
El pensamiento islamista que Adil Husayn elaboró en numerosas obras hasta mediados de los ochenta tomó cuerpo en la línea ideológica del semanario Al Shaab, órgano de prensa del Partido Socialista del Trabajo. Cuando, en 1989, Adil Husayn accedió a la secretaría general del partido, éste renunció al cuño socialista: la renovada formación hizo del islamismo culturalista propugnado por Adil Husayn su seña de identidad. Las alianzas electorales con los Hermanos Musulmanes y su sistemática oposición a las líneas preferentes del régimen de Mubarak (liberalismo económico, normalización de relaciones con Israel, autoritarismo político) convirtieron al Partido del Trabajo en la mayor fuerza opositora integrada en el sistema egipcio, con la ilegalización del PT el pasado mes de mayo, unos meses antes de las últimas elecciones legislativas egipcias.
Con la muerte de Adil Husayn, el ideario islamista más hondamente moderno, consensuador y de radical compromiso con los acuciantes problemas de las depauperadas sociedades árabes pierde a uno de sus mejores ideólogos; Egipto, además, a uno de sus más capaces políticos.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de marzo de 2001