La Real estrena unas elecciones novedosas con el equipo inmerso en puestos de descenso, a falta de 11 jornadas. El escenario es clásico: continuismo, oposición y tercera vía, pero el desarrollo es insospechado. La Real Sociedad es un entramado atomizado de pequeños accionistas que hacen imposible el dominio individual del club. Una familia detenta el 4% de las 60.000 acciones de la entidad repartidas entre 25.633 abonados nominales, lo que ha llevado a una fórnula mixta entre las elecciones propias de un club (un socio, un voto) y los derroteros accionariales de una sociedad anónima.
Los accionistas de la Real Sociedad deberán decidir en un momento de crisis institucional y deportiva de la entidad, amenazada por el descenso a Segunda División, desindentificada con sus orígenes por la errática política de fichajes e incluso tocada en su celebrada gestión económica: la falta de liquidez del club ha obligado a solicitar un crédito de 700 millones de pesetas a una entidad financiera
Los tres candidatos defienden lo que, según encuestas sociales, apoya la ciudadanía: la contratación de jugadores españoles del mismo modo que se contratan comunitarios o extranjeros, aunque todos reclaman el apoyo a la cantera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de marzo de 2001