'Una de las muchas cosas que me gustan de los inmigrantes es el cariño que expresan hacia sus niños y el que, pese a las condiciones de vida que aquí sufren, mantengan el delicado trato hacia sus pequeños', dice María Victoria. 'Contrariamente a lo que pensamos, cuando la vida resulta más adversa, las buenas personas extreman su buena conducta, no al revés, como tenemos tendencia a pensar. La delincuencia, que también se da, es una excepción, no la norma'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de marzo de 2001