Las direcciones de Izquierda Unida y del sindicato UGT coinciden en que se ha producido un endurecimiento en la política social del Gobierno del Partido Popular, en particular con la reforma laboral impuesta por el Ejecutivo, y en que es 'necesaria una movilización contundente' como respuesta. Esa identidad de criterios la constataron ayer en un encuentro que mantuvieron sus máximos responsables, Gaspar Llamazares y Cándido Méndez. Los dos dirigentes mostraron también su acuerdo en que no es incompatible realizar protestas y a la vez participar en la negociación sobre la reforma de las pensiones, bajo el criterio de 'reforzar el binomio diálogo-movilizaciones'.
En este encuentro, el líder de UGT reiteró que su sindicato sigue trabajando 'con el horizonte de un paro general', una medida que no apoya la dirección de CC OO, y sobre la que no quiso pronunciarse el coordinador general de IU. Llamazares precisó que son las centrales las que deben decidir 'el cómo y el cuándo' se realizan las movilizaciones. Lo que sí va a hacer su coalición es colaborar en dar una respuesta contundente con sus intervenciones en el Parlamento y con un proceso informativo en el seno de su organización. También quiere mantener un encuentro con los responsables de CC OO y apoyará a las centrales para que 'la contestación sea adecuada'.
La UGT, por su parte, prevé reunirse con los grupos parlamentarios socialista y de IU para trasladarles sus criterios sobre la reforma laboral, de forma que los tengan en cuenta en el transcurso del debate parlamentario de tramitación como ley, y para que intenten corregir lo que consideran 'medidas regresivas'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de marzo de 2001