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Civiles bajo vigilancia

'El rey ha sido encerrado en una jaula de oro' por su entorno. Algunos de los más impacientes demócratas marroquíes se desesperan ante el estancamiento de la transición y lo achacan a las trabas que erige el entorno castrense del monarca junto con la blandura del Gobierno de coalición.

Los más pesimistas aseguran incluso que, detrás de la fachada del Ejecutivo que encabeza el socialista Abderramán Yussufi, se está produciendo una 'discreta militarización del poder; que surge una especie de gobierno castrense en la sombra que vigila al civil'.

En el otro extremo del abanico político, un colaborador de Mohamed VI sostiene que, tras largos años de desconfianza, las Fuerzas Armadas marroquíes están recuperando el papel que les corresponde en el país. 'Para algunos marroquíes es una novedad que les sorprende y les preocupa sin razón, porque los militares ocuparán el lugar que deben ocupar y no ampliarán sus competencias', afirma. 'Además', concluye, 'si la analizamos de cerca, la carrera de estos generales es atípica, no son productos puros de la institución militar'.

Abraham Serfaty

Para Abraham Serfaty, el que fue durante años el más célebre adversario político de Hassan II y al que su hijo ha nombrado consejero real, la rehabilitación del Ejército empezó en 1975, tras la marcha verde con la que Marruecos se apoderó del Sáhara. Hoy en día la clase política marroquí, recalca, no está sometida a la tutela de los militares.

'Ese riesgo existe', reconoce, no obstante, en una conversación con este periódico. 'No se puede entender el cierre en diciembre de los semanarios (Le Journal, Demain y Assahifa) sin tener en cuenta ese factor'. 'Pero sigue siendo un riesgo'. 'No es haciéndoles concesiones como lograremos evitar el riesgo', añade, lamentando la falta de pulso del equipo de Yussufi. 'El Ejército no debe intervenir en asuntos políticos', concluye.

Para Abubakr Jamai, director del semanario prohibido Le Journal, que fue autorizado en enero a ser publicado con otro nombre, los que obstaculizan los avances hacia la democracia son 'los nostálgicos del pasado'. 'Son aquellos que ya estaban antes y que siguen estando ahora; ocupan puestos importantes en el aparato de seguridad y el Gobierno no tiene más remedio que componer con ellos'.

¿Componer o forjar una alianza? En un país que considera amenazada su integridad territorial con la reivindicación del Polisario, respaldado por Argelia, y en un país subdesarrollado en el que la falta de puestos de trabajo genera un enorme descontento social, algunos políticos de izquierdas barajan incluso la constitución de una alianza militar-socialista. La idea llegó incluso a ser sugerida por un editorial del diario socialista Libération.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de marzo de 2001