Cleopatra, la reina del antiguo Egipto que sedujo a Julio César y Marco Antonio, y que ha sido retratada en la gran pantalla como una belleza misteriosa y fatal -encarnada por Elizabeth Taylor, Vivien Leigh y Sofía Loren, entre otras-, fue en realidad baja, gorda y fea..., aunque muy inteligente, según concluye una exposición que se abrirá el próximo mes en el British Museum de Londres y que ayer adelantaba el dominical británico The Sunday Times. La reina egipcia 'necesitaba un buen dentista' que arreglara sus dientes, plagados de caries, en palabras de Susan Walker, conservadora encargada de la muestra. Pese a las estatuas y bustos que, repartidos por el mundo, muestran a una Cleopatra de belleza legendaria, los expertos tienden, cada vez más, a dar crédito a piezas como una moneda de bronce de 80 dracmas o un busto perteneciente al Vaticano en los que destacan una monumental nariz. Según el diario, 'su imagen se parece más a la de una académica empollona que a la de una amante pasional'. En Cleopatra, la belleza también está en el interior.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de marzo de 2001