En su artículo del 10-3-1 (Una paz que empieza nunca), M. A. Bastenier señala: 'El genocidio nazi jugó un papel decisivo para inclinar al mundo occidental a la aceptación de un hogar de derecho público para el pueblo judío, pero, precisamente, el pueblo que sufrió esa inabarcable ignominia tiene hoy aún mayor obligación de saber lo que le hace a los demás (la cursiva es mía), aunque no quepa comparar, por ello, ni en intencionalidad ni en magnitud, una cosa con otra'.
A este respecto cabe recordar las palabras del historiador británico Arnold J. Toynbee acerca del mis-mo tema hace ya medio siglo: 'Si la negrura de un pecado debe ser medida con el grado de intensidad con el cual el pecador ha pecado contra la luz que Dios le ha dado, los judíos tienen aún menos excusa, por haber expulsado en 1948 a los árabes de Palestina, que tuvieron Nabucodonosor, Tito, Adriano y los inquisidores españoles y portugueses cuando expulsaron, persiguieron e hicieron salir a los judíos de Palestina y de otros lugares. En 1948, los judíos sabían, por experiencia, lo que hacían. Ha sido una suprema tragedia que la lección extraída de sus encuentros con los nazis les haya conducido a no evitar, sino a imitar ciertos crímenes cometidos por los nazis contra los judíos' (Arnold J. Toynbee, Estudio de la historia).-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de marzo de 2001