Son casi cuatro años trabajando en PGS Iniciación Profesional, y quizá este curso sea el último. Soy licenciada en Ciencias Matemáticas y elegí esta modalidad educativa para aquéllos que fracasan en la ESO porque pensé que las satisfacciones iban a ser grandes, aunque ya de antemano sabía que, al contrario que otros docentes, cada año renovaría mi contrato de trabajo y no cobraría los meses de verano.
Pero ha merecido la pena, los chavales y yo hemos aprendido juntos, yo ahora sé enseñar y ellos saben aprender.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha sacado una orden, la 1207/2000, que dice que la formación básica la impartirá un maestro, y a mí se me cierra la puerta. Poco importa que yo hiciese un postgrado en atención a la diversidad, que realizase el curso de aptitud pedagógica o que esté haciendo mi tesis doctoral en la Facultad de Educación; simplemente, 'no soy maestra'. Solamente por tener un papel en el que pone 'licenciada' he de despedirme de mis aspiraciones profesionales, personales, y voy a perder mi puesto de trabajo. Aun así, quiero dar las gracias a mis chavales y a sus familias por estos años de intenso trabajo, juntos y construyendo una utopía.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de marzo de 2001