Quiero expresar mi más absoluta decepción por la nula repercusión que están teniendo en ese periódico las movilizaciones que se iniciaron el pasado 26 de febrero y culminaron el de marzo con un paro de 24 horas por parte de los médicos y ATS que trabajamos en los centros penitenciarios dependientes de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias; movilizaciones que cuentan con el apoyo de las centrales sindicales UGT, CC OO, CSI-CSIF, ACAIP, CIG, USO y ELA-STV.
El motivo, entre otros, es la integración de la Sanidad Penitenciaria en la red pública del Sistema Nacional de Salud, tal como se determinó en la Ley General de Sanidad y ha dispuesto el Parlamento en diferentes proposiciones, así como nuestra equiparación profesional con el resto de sanitarios que ejercen su labor en la sanidad pública.
Desgraciadamente, estamos acostumbrados a ser noticia sólo por los aspectos negativos del sistema penitenciario, pero lo que se desconoce, porque la administración penitenciaria no se preocupa en difundirlo, es que, gracias a los profesionales que trabajamos en ese medio, la sanidad en los centros penitenciarios españoles es de las de mayor calidad en todo el mundo.
Y ahora, cuando reivindicamos que, para mejorar esa calidad, la sanidad penitenciaria debe pasar a depender definitivamente de la red pública del Sistema Nacional de Salud, la administración responde a nuestras propuestas con alternativas que sólo pueden conducir a deteriorar la atención a nuestros pacientes que, hay que recordar, tan sólo están privados de libertad pero mantienen el resto de sus derechos, entre ellos el derecho a la salud en las mismas condiciones que las personas que están en libertad.
Y es por respeto a estos pacientes privados de libertad, por lo que los profesionales creemos que la sanidad penitenciaria merece la atención de los medios de comunicación que hasta ahora no ha tenido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de marzo de 2001