Ian Thorpe recuperó ayer durante las pruebas de selección del equipo australiano para los Mundiales de Japón la mejor marca mundial de los 200 metros libres. El australiano rebajó en casi un segundo el récord de la distancia, hasta entonces en poder del holandés Pieter Van den Hoogenband, y fijo la marca en un minuto, 44 segundos, y 69 centésimas. Sólo 24 horas antes había inscrito su nombre como el más rápido del mundo en los 800 metros libres.
'Yo sólo quería mejorar mi tiempo personal'. Pero se le fue la mano. Otra vez. Thorpe, a sus 18 años, salta de récord en récord con una periodicidad sorprendente: 13 veces ha superado marcas planetarias durante los dos últimos años y medio. Sin embargo, al seleccionador español, Carlos Subirana, estos datos no le producen ninguna sorpresa y reflexionando en voz alta afirma que 'Thorpe va a igualar a Mark Spitz, es el nadador casi perfecto: pies enormes como aletas, gran envergadura, muchísima disciplina para entrenar y talento natural'.
El australiano mide 196 centímetros y calza un 50. Unas medidas que le dan un aire de ánade despistada cuando sale del agua, pero que dentro del agua le convierten en el nadador perfecto.
Medallas, récords y, también distinciones sociales. Thorpe ha sido nombrado mejor deportista australiano del año. Y es que ya es un personaje. Un personaje con libro en el mercado que repasa su breve biografía, un viaje veloz que repasa su vida en el agua. La Thorpemanía también ha llevado a que uno de sus bañadores se haya subastado por dos millones de pesetas.
Pero la fama no parece distanciar de su camino a Thorpe, que aún tendrá la oportunidad de reproducir su nombre junto a una cifra inverosímil que refleje su velocidad en el agua en los Mundiales del proximo mes de julio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de marzo de 2001