Un último intento para evitar el choque de dos trenes en Bélgica, que causó el pasado martes ocho muertos, fracasó ante la incomprensión lingüística entre un ferroviario flamenco y otro valón, según aseguró ayer un portavoz de la compañía de ferrocarriles. Pocos minutos antes del accidente de Pécrot (20 kilómetros al este de Bruselas), el jefe del cambio de agujas de la estación de Wavre (zona francófona) intentó alertar por teléfono de la inminencia del choque a su colega de Lovaina (zona de habla holandesa), pero no pudo hacerle entender que debía parar los trenes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de marzo de 2001